lunes, 24 de octubre de 2011

El número 58 del cielo

Riposa In Pace. Marco Simoncelli.

MOTO GP.
Circuito de Sepang (Malasia)

Como no podía ser de otra forma, lo más destacado y triste en estos días de deporte ha sido la pérdida
del gran piloto italiano, Marco Simoncelli. A veces díscolo, su fama y su carácter especial hacían que
contara con muchos detractores, otros por su arrojo y la eterna lucha en los circuitos le admiraban.
Me considero uno de ellos. Me encantaba leer entrevistas o declaraciones de Marco, por eso,
por esa personalidad surrealista que a veces transformaba la noticia en algo totalmente criticable.
Ese toque de pique sano, de confianza en sí mismo que transmitía Supersic es lo que alimenta
el interés por ganar. Ese tipo de personas hacen que el espéctaculo sea aun más atractivo, ellos suman
a una conspiración de estrellas, otra que quiere brillar aun más. Él podía, era el ejemplo de como arrasar,
de como ser héroe o antihéroe al mismo tiempo. Una gran cantidad de personas en España no le tenían
aprecio y hoy día reconocen lo que todo este tiempo no quisieron ver: Si hubiera sido un piloto nacional
apoyaríamos la mayoría de las carreras lo que él hacía, luchar. Pero era de fuera, y demasiados no se dieron cuenta hasta ayer que esta es la verdadera esencia de este gran circo. Luchar con todo.




No fué un niño prodigio, no podríamos considerar así al de Cattolica. 14 victorias, 32 podios y 15 poles
fueron los números de este joven piloto al que no esperábamos perder tan pronto.
En 125cc nunca ganó un Mundial, aunque en el GP de España (Jerez) subió a lo más alto
del cajón en 2004 y 2005. Venía avisando...
Su mejor posición final en la categoria fué un quinto puesto con Aprilia. Aun así decidieron probarle
en cuarto de litro, y convirtió la Gilera que le dieron en una auténtica advertencia de lo que él quería,
de lo que buscaba, algo realmente imparable. Lo hizo. Por su alma llena de adrenalina, por ese pundonor
mezclado con desaires de superioridad que hacían odiar o querer al sonriente Marco.
En su tercera temporada logró proclamarse campeón por primera vez. Decidió esperar otro año antes
de dar el gran salto, y terminó tercero. Jamás caerán en el olvido aquellos duelos hasta tocar suelo
con Barberá, teniendo al japonés Hiroshi Aoyama como espectador de lujo.
Inolvidable la carrera en Mugello del año 2008 donde el italiano y el español se tocaron
en una última vuelta de infarto, de época, en la que Héctor cayó al asfalto entre protestas.
Justo una semana después se dieron cita en el GP de Cataluña y volvió a suceder algo parecido,
pero sin tocarse. De nuevo ganó el de pelo alocado en la última vuelta, confirmando que se preparaba
de manera muy especial estas citas en el país de su máximo rival y compañero.

Tantos roces aumentaban la fama ya creada en relación a su persona, pero no le afectaba, simplemente
era y sería así, por mucho que hablaran resultaba imposible cambiar su pilotaje extremo, arriesgado.
En la categoría reina no llegó a ganar ninguna carrera, consiguió 2 poles y 2 podios en este, que era
su segundo campeonato al mando de la Honda Gresini.




Amigo de Valentino Rossi, que no pudo hacer nada para evitar el desafortunado accidente de ayer,
amigo de la velocidad, amigo del riesgo, y siempre llevando consigo la etiqueta de polémico.
Falleció el talento en una curva donde su cuerpo jugaba encima de la moto, intentando devolverla
a la pista para poder continuar en carrera, no sabía que esta iba a ser la última trazada, desconocía
que el equilibrio le mandaría al único lugar donde no podía caer: Debajo de las ruedas de il dottore,
su gran amigo, debajo del camino que en ese momento llevaba el estadounidense Collin Edwars.
Su casco salió despedido por el descomunal impacto, Supersic permaneció inmóvil tumbado sobre
la carretera de Sepang y nadie más le vió reir, nadie ya le escuchó hablar, respirar...

Acabó el camino de otro de esos grandes seres, que gracias a ser mediático pudimos conocer mejor.
Ahora solo queda el recuerdo. Emocionarse, y no olvidar que la vida nos regaló por un tiempo a Marco.



           Descanse En Paz. Marco Simoncelli (Cattolica, 20 Enero 1987 - Malasia, 23 Octubre 2011)

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